viernes, 4 de agosto de 2017

Posverdades

El término Posverdad está circulando con mayor asiduidad en los últimos años, y debemos diferenciarlo de simplificaciones que lo toman como sinónimo de mentira o de propaganda.

Ya Foucault preanunciaba el termino cuando decía que el discurso construye su realidad en lugar de describirla, y la posverdad podemos verla como una verdad líquida desde la visión de Baumann.

Los siglos XIX y XX  se basaron en la razón, desarrollada con una visión monista por Espinoza para excluir a Dios como fuente de validación reemplazandola por la razón aristotélica, con el principio  del tercero excluido (A es verdadero o es falso, no hay una tercera posibilidad. A v ¬A) como base.

Esto generaba un concepto de verdad sólido y permanente.

Hoy el discurso cambió. una verdad no compite contra la mentira, sino con otras verdades, o sea, otros discursos, como explicitaba Foucault, afirmaciones correctas en un paradigma son falsas en otro.

La verdad pasó a ser líquida, como lo expresa Baumann. Conceptos validos en un entorno dejan de serlo a cambiar de ámbito, o de marcos de referencia.

Y esto tiene una gran implicancia en la docencia. Las afirmaciones del profesor ya no son "verdades", sino tan solo "opiniones". "Esto es lo que piensa Usted, pero yo tengo derecho a pensar otra cosa, y no tengo obligación de demostrarlo".

Y el  paradigma de la razón como fuente de validación también está cuestionado.

El consenso es aceptado  también como  mecanismo de validación, generando posverdades, donde una afirmación es válida solo por el hecho de que una mayoría la crea válida, sin necesidad de demostrarlo.

Entonces, la posverdad tan solo allana el camino a la ignorancia, porque al no necesitar demostrar una afirmación, sino tan solo lograr que una mayoría piense de esa manera, el enunciante fija sus esfuerzos en lograr consenso y no en justificar su enunciado.

"Yo pienso que esto es lo que hay que hacer".  Y simplemente lo pienso, y no tengo que explicar porque lo pienso, es algo que me parece. "Sigo mis instintos", es una frase que cada vez escuchamos mas.

Cuando la verdad demostrada por la razón debe competir con otras posverdades basadas en la intuición, nos enfrentamos a una problemática muy seria en la formación.

Por supuesto el docente puede estar equivocado, en ese caso el alumno tiene todo el derecho a explicitarlo, pero debe explicar porqué.

Si dejamos de lado el principio de validación por la razón, lo que estamos haciendo es pavimentar el camino hacia la ignorancia.

La posverdad no es negativa por si, es dañina cuando se utiliza para fomentar el desconocimiento.













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